Para una familia de San Francisco, el hogar es algo más que un lugar: es una conexión con su pasado y una base para su futuro. Después de vivir en su edificio durante 30 años, temieron perderlo todo cuando su casa se puso a la venta. Con los especuladores rondando, se cernía sobre ellos la posibilidad de verse obligados a abandonar la ciudad a la que siempre han llamado hogar.