Para María y su familia, la vivienda siempre había estado ligada a su trabajo. Durante décadas, vivieron en una pequeña casa proporcionada por el empleador del marido de María en la granja donde trabajaban. Pero cuando él perdió su empleo, se vieron obligados a desalojarla de la noche a la mañana. La familia se apresuró a encontrar un lugar donde vivir en una región con escasas opciones de vivienda asequible, especialmente para personas con bajos ingresos.
"De repente, nos quedamos sin casa y sin seguridad", recuerda María. Se preguntaba si volverían a encontrar un lugar estable donde vivir. Fue entonces cuando se puso en contacto con Puente de la Costa Sur.